Las siete maravillas de la palabra (Parte 2 de 3)

(3) La maravillosa canonización de la Biblia

“Canonizar” significa “incluir en el canon bíblico” (The American Heritage College Dictionary). Los sesenta y seis libros de la Biblia tuvieron que ser aceptados por lo que eran y recopilados en un volumen universalmente reconocido y autoritario (1 Corintios 13:8-10; Hebreos 1:1).

Este es un asunto relativamente simple, en lo que respecta a los libros del Antiguo Testamento. Los judíos, los cuidadores divinamente designados de las Escrituras del Antiguo Testamento (Romanos 3:2), se decidieron a favor de los treinta y nueve libros que están en el Antiguo Testamento. Personajes judíos del Nuevo Testamento, como Jesús, citaron y respaldaron repetidamente la validez y autenticidad de los libros del Antiguo Testamento (Romanos 15:4; 1 Corintios 10:11; 2 Timoteo 3:15). De hecho, el Nuevo Testamento se refiere al Antiguo Testamento y depende de él como prueba de su autenticidad divina (p. ej., Juan 5:46).

Aunque la canonización de los libros del Nuevo Testamento puede ser más compleja, nunca hubo debate sustancial ni amplio sobre los libros que le pertenecen. Todos los libros del Nuevo Testamento fueron escritos a fines del primer siglo d.C. durante un período de sesenta años (35-95 d.C.), o menos. Este hecho es importante ya que los apóstoles, profetas u otros hombres inspirados estarían vivos para garantizar la autenticidad de los documentos del Nuevo Testamento (1 Corintios 14:29; cf. 12:10).

Pablo y otros escritores del Nuevo Testamento tenían medios para asegurarse de que sus escritos fueran identificables como tales, protegiendo así contra las falsificaciones (2 Tesalonicenses 2:2). Pudieron escribir o firmar los documentos con sus propias manos (1 Corintios 16:21; Gálatas 6:11; Colosenses 4:18; 2 Tesalonicenses 3:17; Filemón 1:19). Pablo envió sus escritos de la mano de compañeros de confianza, que podrían dar fe de su autenticidad (cf. Efesios 6:21; Filipenses 2:25; Colosenses 4:7). Los autores de prácticamente todas las cartas del Nuevo Testamento después visitaron o podrían haber visitado las iglesias que recibieron sus cartas y verificaron que ellos mismos escribieron las cartas.

(4) La maravillosa preservación de la Biblia

Preservación (Mateo 24:35; 1 Pedro 1:22-25) se refiere al hecho de que todas las partes de la Biblia fueron preservadas de la pérdida o la corrupción. El Señor otorgó gran importancia a la preservación de su palabra sin añadir ni quitar de ella (Deuteronomio 4:2; Proverbios 30:6; Apocalipsis 22:18,19), porque, de lo contrario, ¿cómo podría la gente confiar en la Biblia como una fuente fiel de información sobre la voluntad de Dios?

Sin embargo, ha habido aquellos, como los musulmanes o los mormones, que han afirmado que el texto de la Biblia se ha corrompido. En primer lugar, no hay prueba de esto, ya que no hay versiones en oposición a la Biblia con diferentes libros o mensajes. En segundo lugar, esta afirmación calumnia a Dios, en quien supuestamente no podríamos confiar para mantener su palabra en un estado incorrupto. Finalmente, les sale el tiro por la culata, ya que si Dios no hubiera podido preservar la Biblia en un estado incorrupto, a pesar de ser Su palabra, entonces, ¿qué es lo que protege el Corán y el Libro de Mormón contra la corrupción?

Aunque hay versiones diferentes relativamente insignificantes entre los manuscritos bíblicos, ni una sola doctrina bíblica se ve afectada por ellas. La Biblia es el mejor libro atestiguado de la antigüedad, en lo que respecta a su texto. Esto es tan cierto que, si no se puede confiar en el texto de la Biblia, no se puede confiar en ningún documento antiguo. El primer fragmento del Nuevo Testamento (John Rylands) se remonta a 117-38 d.C., y hay copias más o menos completas del Nuevo Testamento del siglo cuarto o quinto.

(5) La maravillosa traducción de la Biblia

“Traducción” es el proceso o resultado de representar las ideas de las palabras en un idioma en otro idioma mediante el uso de palabras de significado equivalente o muy parecido. Es apropiado que el mensaje de la Biblia sea presentada en diferentes idiomas (1 Corintios 14:22; Marcos 16:17). La Biblia, particularmente el Nuevo Testamento, debía circular por todo el mundo (cf. Marcos 16:15) y, para acelerar este proceso, ha sido necesario traducirla a otros idiomas. De hecho, el evangelio se predicó por primera vez en una variedad de idiomas (Hechos 2:1-11).

Los escritores del Nuevo Testamento citaron de la Septuaginta, el Antiguo Testamento griego. Los escritores del Nuevo Testamento a veces traducían en beneficio de sus lectores (Mateo 27:33; Marcos 3:17; Juan 20:16; Hechos 1:19; 4:36; 13:8). “La Biblia ha sido traducida a más de mil idiomas que representan más del noventa por ciento de la población mundial” (Introducción General a la Biblia, pág. 196). Esto muestra que la importancia y la influencia de la Biblia se reconoce universal e inmediatamente.

–Gary Eubanks (traducción: Brigham Eubanks)