¿Qué clase de mensaje estoy enviando al mundo?

Una lección del reino vegetal

Los holandeses son conocidos en toda Europa por su habilidad de cultivar flores espectaculares. Tal vez hemos visto imágenes de campos impresionantes en Holanda brillando con los colores del arco iris. Sin duda alguna, ¡hay un maravilloso Creador detrás de esta obra de arte!

Hace unos años, leí que a veces los holandeses cultivan rosas por plantar una rosa de calidad inferior cerca de otra de calidad superior. Quitan las anteras de la rosa inferior para que pueda ser fecundada con polen de la rosa superior. Con tiempo, la rosa de calidad inferior se va adquiriendo las características de la superior. Así es la vida en el reino vegetal.

Aplicación espiritual

Así debería ser también en el reino espiritual, es decir, la iglesia. La vida superior de Cristo debe actuar en nuestras vidas para que influya en nosotros y en quienes nos rodean para bien.

Deberíamos preguntarnos: ¿surtimos un efecto positivo o dañino en la vida de nuestro prójimo? ¿Llegará a ser una rosa digna de premio a causa de nuestra conducta piadosa o imitará las características de una vida hipócrita?

Sal y luz

En el “Sermón del Monte” (Mateo 5:13-16), Jesús nos enseña que una buena influencia preserva al mundo contra la corrupción espiritual. En la época de Jesús, la sal se usaba para la conservación de la carne. Hoy día, por ejemplo, el jamón serrano de España se cura y se conserva con sal. Asimismo, Dios quiere usar a los cristianos fieles en la preservación del mundo contra el decaimiento moral y espiritual. Pero —¡ojo!— hay una advertencia. Si perdemos las cualidades que nos hacen “salados” o diferentes del mundo, Dios no tendrá necesidad de nuestra ayuda. ¡Nuestros esfuerzos terminarán haciendo más daño que bien!

También, los cristianos deberíamos ser “luz”. La luz atrae a los que están en las tinieblas. Sobresale entre todo lo que está a su alrededor. Sin luz, la gente seguirá tropezando. Por su ceguera, seguirá deambulando en las tinieblas. El cristiano que no tiene una buena influencia, no es luz, y, por esto, no ofrece nada nuevo a las almas perdidas. Los inconversos seguirán en sus pecados porque el cristiano es como ellos.

En cuanto al tema de la influencia, el cristiano tiene que tomar partido. O bien deja que la vida de Cristo actúe a través de él o permite que el mundo sea el catalizador de su influencia en los demás.

¿Cuál de las dos clases de influencia actúa a través de nosotros?

–Jerry Falk