¿Qué hace que una nación sea “grande”?

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Durante varios años, los ciudadanos de los Estados Unidos han oído el eslogan político “Make America Great Again” (hagamos que América vuelva a ser grande) y, más recientemente, se ha transformado en “Keep America Great” (hagamos que América siga siendo grande). Muchos creen que la clave para lograr este objetivo es por apoyar un partido político y las diferentes reformas que propone. Otros se oponen a estos lemas debido a su asociación con el presidente actual y los ideales que, según ellos, representan. Sin embargo, el partido contrario tiene sus propios planes para mejorar la vida en Estados Unidos, algunos buenos y otros malos. Ninguna de las partes parece ser capaz de proporcionar los criterios para lo que hace que una nación sea verdaderamente “grande” ni de reconocer que algunas de sus decisiones políticas en última instancia llevarán a su destrucción.

Aunque estos “arquitectos de la grandeza” ignoran los principios bíblicos, el Altísimo, que gobierna los reinos de los hombres (Daniel 4:17), ha dicho lo mismo durante miles de años: “La justicia engrandece a la nación; mas el pecado es afrenta de las naciones”(Proverbios 14:34).

¿Quién define “la grandeza”?

La palabra hebrea traducida “justicia” se encuentra 167 veces en el Antiguo Testamento. Describe “acciones correctas y actitudes correctas, como se espera de … Dios” (The Complete WordStudy Dictionary). Dios es inequívocamente “justo” y es el único que está verdaderamente cualificado para definir la diferencia entre lo que es “correcto” y lo que es “malo.” Él hace esta distinción por medio de la palabra de Cristo, tal como se revela en el Nuevo Testamento (Romanos 1:16-17).

Por contraste, muchos hoy en día utilizan sus propios criterios o el de los médicos, científicos, políticos o la mayoría para determinar si algo está “bien” o “mal”. En efecto, ¡le han quitado a Dios lo que es totalmente su derecho!

Todo empieza con usted y conmigo

Una nación es tan “grande” como es justa y tan justa como las personas que la componen. Primero debo permitir que mi propio corazón sea transformado por la palabra de Dios antes de que pueda ser “justo” y ayudar a que una nación sea grande.

Esperar que los políticos logren una reforma nacional mediante políticas sociales y económicas en ausencia de una verdadera justicia es un sueño imposible. Sin la decisión firme de los hombres y las mujeres de vivir con actitudes y acciones correctas basadas en lo que Dios espera y ha revelado en su palabra, ¡Estados Unidos jamás será grande!

Es la esperanza de este escritor que el virus que ahora se está extendiendo por todo el mundo nos ayude a comprender mejor nuestra naturaleza efímera y a buscar la verdadera grandeza que se encuentra en el reino de Dios (Mateo 18: 1-4).

–Jerry Falk