“Fructificad y multiplicaos”

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Se requiere esfuerzo

En un devocional anterior, vimos que la palabra de Dios “se multiplica” cuando los hombres la obedecen y son añadidos por el Señor al número de los salvos (Hechos 2:38,41,47; 6:7; 12:24). Se multiplica cuando se predica. Este proceso no ocurre automáticamente; los cristianos deben trabajar para que su número crezca (Hechos 8:4; 11:19-21).

Hijos físicos y espirituales

Génesis 1:27 nos dice que el hombre fue creado “a imagen de Dios”. En un sentido, todos los seres humanos somos “hijos de Dios” porque Dios es el Creador de todos. Podría decirse, entonces, que todos nosotros somos su descendencia física porque Él creó a nuestro primer padre y madre, Adán y Eva.

Sin embargo, el Padre de toda la humanidad quiere que sus hijos tengan los mismos rasgos espirituales que Él (es decir, su santidad, fidelidad, amor, misericordia, paciencia, etc.). Este proceso empieza con un nuevo nacimiento (Juan 3:1-5). Uno tiene que nacer “del agua y del Espíritu” (Juan 3:5). Al obedecer la palabra del Espíritu (Efesios 6:17) y ser bautizado para el perdón de los pecados (Hechos 2:38), uno se convierte en un hijo de Dios en este sentido espiritual (Gálatas 3:26-27).

La reproducción espiritual

Además, Dios quiere que la vida espiritual nueva que hay en nosotros (o sea, Cristo, Colosenses 1:27; Gálatas 2:20) se reproduzca en otros para que ellos también puedan llegar a ser “hechos conforme a la imagen de [Jesús]” (Romanos 8:29). ¡Dios quiere que fructifiquemos y multipliquemos en sentido espiritual!

Así como existen ciertos impedimentos para la reproducción física, los que no viven unidos a Jesús tampoco se reproducirán espiritualmente (1 Corintios 6:17; 2 Corintios 11:2; Apocalipsis 19:7; 21:2). La enfermedad o la esterilidad también pueden impedir la reproducción física. Asimismo, el pecado o la mala influencia en la vida del cristiano le estorbará para que no se reproduzca espiritualmente. La falta de madurez es otro impedimento tanto para la reproducción física como para la espiritual (1 Corintios 3:1-2; 2 Pedros 3:18).

¿Qué estamos haciendo para que la vida espiritual que hay en nosotros se reproduzca en los demás?

–Jerry Falk